Un poco de Historia:
En la antigüedad se tenia la idea, junto con otros trastornos neuropsiquiátricos, de un cierto componente de posesión demoníaca lo cual explica el sentimiento de rechazo en el subsconciente colectivo de la sociedad y que ha perdurado hasta casi nuestros días.
La primera descripción médica se remonta a 1825 con el caso de la marquesa de Dampierre, estudiada por Jean Marc Gaspard Itard y que llevó una vida de reclusión hasta su muerte a los 85 años y de quien se consideró que sus síntomas eran lesiones cerebrales. En 1885 el neurólogo francés Georges Gilles de la Tourette publicó de nuevo el anterior caso y otros ocho de familias con pacientes con tics y trastornos de conducta (histeria principalmente) y ánimo y pensó que en el proceso participaba también la herencia.
Hasta la década 1960-1970 gran parte de los neurocientíficos habían perdido el interés por este tema, incluso se encasillaba en los trastornos mentales cuya psicopatología era consecuencia de los trastornos vividos en la infancia.
Todavía en la actualidad existen profesionales médicos y psicólogos que prefieren abordar los síntomas del ST desde el punto de vista del psicoanálisis lo cual es un gran error y una tortura para el paciente.
En 1968 el matrimonio formado por los Dres. Arthur y Elaine Shapiro informaron del primer caso de tratamiento exitoso con Haloperidol y resaltaron el origen orgánico de los síntomas dando a entender así que no obedecen a conductas caprichosas y que son involuntarios.
Etiología
El ST es un trastorno neurobiológico hereditario.
Los estudios neuroanatómicos y neurofisiológicos sugieren una afectación de los circuitos corticoestriado–talamo-corticales (CETC). Numerosos estudios de neuroimagen hacen que muchos investigadores enfaticen el componente estriatal.
Los neurotransmisores de los circuitos CETC son el factor patológico primario en la génesis de la sintomatología. Entre los neurotransmisores la DOPAMINA es la responsable principal, siendo también importantes la serotonina, noradrenalina, acetilcolina, GABA y opiáceos.
Se manifiesta igual en todas las culturas, países, grupos raciales y clases sociales y es 3 o 4 veces más común en varones que en mujeres.
Por lo general, los síntomas del ST se inician en el individuo desde los 2 hasta los 22 años, siendo la edad de 7 años la más probable. A lo largo de la vida hay edades con la sintomatología más exacerbada, así ocurre en la pubertad, adolescencia y hasta llegar a la edad adulta.
La evolución del ST varía entre pacientes y los síntomas oscilan entre leves hasta muy severos pasando por moderados. Para diagnosticar el ST no es necesario pruebas ni análisis sino la simple observación clínica y la historia familiar del paciente por parte de un médico que esté especializado en este trastorno. Para ayudar al diagnóstico los médicos pueden seguir el manual DSM, siglas en inglés del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales cuya última revisión es el DSM-V (R).